“A la alimentación hay que tomarla con seriedad desde el principio”, afirma el profesor Julio Lima. Se refiere a varias cosas al mismo tiempo: a lo que come un niño durante su desarrollo, al comportamiento de los adultos ante el consumo de la denominada “comida chatarra”, a la función que cumplen los ingenieros y los licenciados en alimentos y, también, a la necesidad de implementar educación alimentaria en las escuelas.
“La alimentación para la salud es un aspecto que no se tiene demasiado en cuenta en la formación de los niños en la escuela. La famosa pirámide alimentaria que se muestra en las escuelas debería tomarse como una alternativa de vida”, opina.
Lima entiende que actualmente, por necesidades y por la falta de tiempo, muchos niños y adultos no comen en forma adecuada cuando podrían hacerlo. “Algunos consumen comida chatarra porque está de moda, otros porque les cuesta menos dinero, pero una gran mayoría lo hace porque no tiene una formación alimentaria”, afirma.
El ingeniero químico, con 38 años de actividad en la formación de Ingenieros en Alimentos, cree que es importante que el consumidor conozca cómo se elabora lo que consume: “El camino más rápido es implementar la educación alimentaria en la primaria y en la secundaria”.
Lima es coordinador de las carreras de Alimentos y profesor de las materias “Proyecto Industrial” y “Aplicaciones Termodinámicas y Servicios” en la carrera Ingeniería en Alimentos (ver recuadro). “Es importante que la UNNOBA dicte tanto la Ingeniería como la Licenciatura en Ciencias de los Alimentos, porque en muchas otras universidades solo se dicta una de ellas. Esto le da un valor agregado a la región, donde muchas industrias y empresas del rubro van incorporando gradualmente la figura del ingeniero y del licenciado a sus plantas”, opina.
Si bien el título de Ingeniero en Alimentos hace casi 30 años que se conoce en el país, todavía hay algunas empresas que tienen a otros profesionales en esos cargos: “Antes eran ingenieros agrónomos, veterinarios, químicos y bioquímicos quienes hacían la supervisión y el control en la elaboración de alimentos. Las cámaras que nuclean a esos profesionales defendieron, como es lógico, esos espacios de trabajo y hubo que pelear bastante para ingresar en ese terreno”.
“Investigación y desarrollo es algo que muchas empresas chicas ya han incorporado a su rutina y para cubrir esos lugares se requiere de graduados bien formados que puedan hacer esa actividad. Incluso hay industrias y empresas que se acercan a la UNNOBA a fin de incorporar alumnos avanzados para que hagan las prácticas en sus plantas”, sostiene.
El licenciado en Ciencias de los Alimentos tiene un perfil vinculado al desarrollo e investigación de alimentos, mientras que el ingeniero se dedica en mayor medida a la fase productiva del proceso, en relación al funcionamiento de los equipos y las instalaciones donde se fabrican. El licenciado cursa una mayor cantidad de materias vinculadas a la Química y a la Biología, a través de las cuales llega a comprender qué es un alimento y cómo se lo puede modificarlo para que cumpla ciertas funciones, como por ejemplo satisfacer algunas demandas sociales o desarrollar alimentos para zonas carenciadas. Junto con nutricionistas, puede trabajar para que el producto elaborado cumpla con la dieta necesaria para reforzar la alimentación de una determinada franja de la población.
En tanto, el ingeniero cursa otras materias que lo forman para trabajar en la producción y control de calidad, donde se recibe la materia prima y se la elabora de manera tal para que pueda -por ejemplo- disminuir el costo con el que va a llegar a las góndolas, sin disminuir calidad.
En su experiencia como profesor, Lima pudo observar que cada alumno tiene afinidades y capacidades específicas, que les permiten asumir uno u otro rol. Estos aspectos se visualizan durante las materias comunes que se cursan en el inicio de las dos carreras: “Hay algunos que tienen más facilidades para desenvolverse en los laboratorios [licenciados], mientras que hay otros que tienen más capacidad para resolver cosas en el momento [ingenieros], que es lo que se espera en una planta de producción”.
Actualmente, durante el cursado de las carreras los estudiantes de la Universidad hacen prácticas en un laboratorio-cocina. Estas prácticas son muy apropiadas para los futuros licenciados e ingenieros, ya que llegan a desarrollar alimentos y se acercan a la práctica real de lo que será su futuro profesional.
Aprender a proyectar una fábrica de alimentos
“Proyecto Industrial” es una materia que los alumnos cursan sobre el final de la carrera Ingeniería en Alimentos. Apunta a conocer la proyección de una fábrica para producir alimentos, de acuerdo a las metodologías internacionales. Los estudiantes tienen que determinar con qué infraestructura se debe contar para obtener un producto, cuánto va a costar construirla, así como determinar así si financieramente esa fábrica es viable.
“Aplicaciones Termodinámicas y Servicios” es una asignatura que trabaja sobre los servicios de una fábrica que circundan al área de producción: agua, vapor, refrigeración industrial, aire comprimido. Estos elementos son propios de otras ingenierías pero aquí se los visualiza desde el marco referencial de la Ingeniería en Alimentos.