Entre el 5 y el 8 de julio se realizó en París la Conferencia Mundial de Educación Superior en la sede central de la UNESCO. Más de mil académicos, funcionarios políticos y especialistas del área representaron a 148 países en el debate que se desarrolló en París.
“La declaración que surge de esta Conferencia es que ratifica a la educación como bien público y también que el acceso a la educación superior debe perseguir las metas de equidad, pertinencia y calidad simultáneamente”, explicó Florencia Castro, secretaria Académica de la UNNOBA.
“Es una declaración que marca los principios que deben regir a la educación superior en todos los países participantes de la conferencia, más allá de las diferencias en los sistemas educativos”, destacó.
La Conferencia Mundial que se realizó en el 98 (también en París) y las seis conferencias regionales que se desarrollaron recientemente en Cartagena de Indias, Dakar, Nueva Delhi, Bucarest, Macau y Cairo dieron el marco previo a esta conferencia que llevó como título “Las nuevas dinámicas de la Educación Superior y de la Investigación para el Cambio Social y el Desarrollo”.
Luego de largos debates, los representantes académicos de distintas partes del mundo declararon a la educación superior como imperativo estratégico para todos los niveles educativos y base de investigación, innovación y creatividad.
“Tal como se enfatiza en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos”, dice en las conclusiones de la Conferencia.
Quienes debatieron en París dijeron además que la habilidad para lograr la meta de Educación Para Todos (EPT) depende de la habilidad para atender el déficit mundial de maestros: “La educación superior debe intensificar la formación docente con currículas que proporcionen los conocimientos y las herramientas necesarios para el Siglo XXI. Esto requerirá nuevos abordajes, que incluyan la Educación Abierta y a Distancia (EAD) e incorporen tecnologías de la información y la comunicación (TICs)”.
En la misma línea, se proponen que los resultados de las investigaciones sean más accesibles a través de las TICs y los recursos de la EAD.
Los participantes subrayaron la necesidad crucial de hacer frente a los desafíos emergentes en relación con la desigualdad racial y el género, la libertad académica, la «fuga de cerebros» y la falta de preparación de los graduados para el mercado laboral.
Como plan de acción los estados miembro de la Conferencia apuntan a mantener e incrementar la inversión en educación superior, intensificar la formación docente y garantizar acceso equitativo a grupos subrepresentados como trabajadores, pobres, minorías, personas con discapacidad, migrantes, refugiados y otras poblaciones vulnerables.
También se comprometieron a desarrollar sistemas de investigación más flexibles y organizados que promuevan la excelencia de la ciencia, la interdisciplinariedad y que estén al servicio de la sociedad.
Desarrollar mecanismos que contrarresten los impactos negativos de la «fuga de cerebros» (al tiempo que se alienta la movilidad académica de docentes y estudiantes) es otra de las metas que se propusieron en esta Conferencia.
Por su parte, la UNESCO también estableció un plan de acción que apunta, entre otros puntos, a asistir para la formulación de estrategias para la educación superior y la investigación de largo plazo, sustentable y concordante con las metas de desarrollo consensuadas a nivel internacional y con las necesidades nacionales y regionales.
Representaron a la Argentina en la Conferencia de París: el entonces Ministro de Educación Juan Carlos Tedesco, el Secretario de Políticas Universitarias, Alberto Dibbern; el presidente del Consejo Interuniversitario Nacional, Darío Maiorana; el presidente del Consejo de Rectores de Universidades Privadas, Héctor Suaret, el titular del Consejo Interuniversitario Nacional, Darío Maiorana, y el presidente de la Federación Universitaria Argentina, Pablo Domenichini.