Congreso de la Red Argentina de Salinidad

La UNNOBA participó en el Congreso de la Red Argentina de Salinidad (RAS) a través de la coordinadora de la carrera de Genética, Adriana Andrés, quien expuso y coordinó la mesa en la que se habló sobre Germoplasma y Mejoramiento Genético de Especies Forrajeras.

El Congreso se realizó en Córdoba entre el 11 y el 13 de marzo y lo organizó
la Universidad Católica de esa provincia. Adriana Andrés representó también al INTA en este Congreso, en función de los proyectos de investigación en los que ambas instituciones están trabajando en cuanto al manejo de suelos y cultivos para el desarrollo sustentable de ambientes salinos.

Se reunieron profesionales de diferentes lugares del país para debatir sobre
la salinidad en los suelos y su impacto en la producción agropecuaria. Se
realizaron conferencias, mesas redondas y talleres donde se abordaron
también la problemática de la degradación de suelos agrícolas y mecanismos de tolerancia de las plantas y su relación con la producción
agrícola-ganadera.

La coordinadora dijo que en el Congreso se concluyó que es necesario centrar esfuerzos en generar un diagnóstico integral y regional de la salinización de suelos en la Argentina, y disponer de información sobre la dinámica de cuencas, respaldados por un análisis o valoración económica.

En términos de desarrollo, se mencionó la necesidad poner a punto
tecnologías apropiadas para el manejo del drenaje o el uso de efluentes.
También se hizo hincapié en la necesidad de orientar esfuerzos
biotecnológicos y avanzar en los conocimientos de los mecanismos
involucrados en la tolerancia a la salinidad en cultivos y enfocar las
investigaciones sobre la incorporación de germoplasma adaptado y de especies nativas tolerantes a la salinidad.

“La salinidad en los suelos es uno de los factores que mas restringen la
productividad agrícola, afectando a escala mundial alrededor de 800 millones de hectáreas, de las cuales 129 millones se localizan en America del Sur.
Mucho se ha escrito sobre el impacto agrícola global de la salinidad, y
sobre su potencial incremento por la amenaza de salinización en suelos
irrigados. Existe un importante cúmulo de información acerca de los efectos de la salinidad sobre el desempeño de los cultivos, dando una acabada disección de sus componentes fisiológicos, bioquímicos y moleculares”, comentó Adriana Andrés.

Consideró también que se ha informado que 600.000 hectáreas de suelos
irrigados de la Argentina se encuentran afectados por problemas de
salinidad, aunque posiblemente tales datos subestimen la magnitud real del problema. “Mientras en otros países, tales como Australia, existen programas que enfocaron el estudio integral de esta condición de estrés, en Argentina no se cuenta con programas integrales análogos, como tampoco con una política de Estado para el enfoque sistémico de los problemas de salinidad en suelos y sus consecuencias agrícolas y ambientales”, opinó.

Por último, consideró que la genética puede orientar los esfuerzos
biotecnológicos y avanzar en el conocimiento de los mecanismos involucrados en la tolerancia a la salinidad de los cultivos. “Simultáneamente, el uso de nuevas fuentes de germoplasma permitirá implementar estrategias apropiadas de manejo de los cultivos en ambiente salinos y diseñar planes de mejoramiento genético de especies nativas e introducidas que permitan hacer productivos y sustentables ambientalmente los suelos afectados por este problema”, añadió.

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