"En la calle se juega la vida de los ciudadanos"

Claudio Borgoglio, arquitecto y reconocido urbanista argentino que vive en Barcelona desde el 99, rescata el proceso de rediseño de esa ciudad, habla de la complicidad necesaria entre técnicos, políticos y ciudadanos para mejorar el espacio público y comenta cómo trabaja sobre la idiosincrasia de la gente en ese proceso. Es investigador, docente, especialista en participación ciudadana y desarrollo sostenible y director de la consultora española-argentina Ciudades para todos, además de psicoanalista.

El arquitecto define la transformación en Barcelona como un proceso muy interesante. “En Europa le han dado mucha importancia a la recuperación del espacio público después de las grandes guerras y en el caso de España después del franquismo. Es un proceso costoso en recursos humanos y económicos, con los altibajos propios de la construcción colectiva y humana”, explica Borgoglio. “La complicidad entre técnicos, políticos y ciudadanos es necesaria para que todos entiendan el concepto de accesibilidad y no estacionen los autos sobre las rampas, por ejemplo”, resalta el urbanista.

Cuenta que en Barcelona el plan fue “hecho suyo” por el equipo del gobierno local y por sus profesionales y que ese plan fue usado como excusa para ayudar a la transformación urbana que ya estaba en marcha “porque el espacio público de calidad ayuda a crear civismo de calidad”.

Borgoglio también hace referencia al proceso de re-urbanización de algunas ciudades argentinas, como el caso de Junín: “Se nota que hay buenas intenciones de transformar el espacio público, hay proyectos diseñados hace tiempo que se van plasmando poco a poco. La intervención en la calle Sáenz Peña es un claro ejemplo de hasta dónde se puede llegar en esta búsqueda por tranquilizar el tránsito vehicular, aumentar la peatonalidad de las calles (calzada más veredas), intentando siempre reducir la posibilidad de accidentes”.

En algunos ámbitos es conocido también como el loco de las veredas: “Siempre me llamaron la atención. Así fue desde que descubrí en el 93 esquinas rampadas en Estados Unidos y juntamos con un amigo a un grupo de discapacitados para saber qué necesitan… Han pasado 15 años, hay parte de locura, mucho de vereda, y una investigación al principio inconsciente que aún hoy sigue siendo apasionante”.

“Es que en la calle se juega la vida de los ciudadanos; es la escuela, el espacio de juego, encuentro, seducción, y muchas veces el campo de batalla”, añade.

Cuenta que desde la consultora que dirige incentivan la participación e implicación tanto de técnicos, políticos como ciudadanos e intenta que cada proyecto incluya acciones a corto, mediano y largo plazo. “Trabajamos codo a codo con los ciudadanos en el territorio a estudiar, tratando de escuchar, entender y aprender día a día. Todo lo que hemos desarrollado en cuanto a metodologías, servicios y productos nos lo han pedido, o nos lo han enseñado. Hace una década sólo veía las rampas en las esquinas…”

Y vuelve sobre el tema de las veredas: “Las veredas son importantes no tanto por lo que se ve sino por lo que dicen. Y por lo que pueden llegar a generar a futuro. Un país del primer mundo es un país preocupado por la calidad de vida de los ciudadanos. Por lo tanto, debiera estar dirigido por líderes que tienen la transformación del espacio público existente, y la correcta urbanización de lo que se vaya a construir, como uno de los temas importantes de su programa electoral. Dime que espacio público tienes, qué veredas construyes y te diré si eres una ciudad del primer mundo, estés o no en un país del primer mundo”.

Por último cuenta qué incorpora del psicoanálisis a su trabajo como urbanista: “A mis viajes externos por ciudades de diversas latitudes le sumé mis viajes internos, analizando de mi inconsciente lo que las barreras me permitían. Y ya no fue lo mismo mirar las veredas, los espacios públicos, las ciudades. ¿Cuándo las protecciones para unos se convertían en barreras para otros? ¿Por qué el blanco, el negro y los grises se imponían como los colores predominantes del renovado espacio público de las ciudades europeas?

Comenta que trató entonces de comenzar a investigar de otra manera: «Diseñamos otros instrumentos que permitan escuchar, leer, lo que dicen las ciudades en las que trabajábamos, para luego poder hablar con los interlocutores técnicos, políticos y con los ciudadanos e intentar buscar juntos las posibles resoluciones».

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