Festejamos los 90 años del movimiento de la Reforma Universitaria, que nace en Córdoba, que era la peor de las universidades por estar atrasada y con un nivel mediocre, aunque hay antecedentes importantes como los de La Plata, Buenos Aires o Montevideo.
La Reforma es básicamente un movimiento rioplatense, y todavía hoy en el mundo sigue siendo un fuerte movimiento rioplatense, en el sentido de que la de Montevideo está sumada a nosotros por ser tan parecida a las nuestras.
El contexto pre-reforma tiene un cambio sustancial a lo que es ahora, las palabras que se dijeron en 1918 no son fáciles de entender para cualquiera. Uno de los grandes impulsos que dio la reforma universitaria es la Extensión Universitaria, la función social de la Universidad. Si nosotros leemos lo que escribían en 1918 sobre la Extensión Universitaria y lo sacamos de contexto diríamos que son reaccionarios. No, en aquel contexto, oscurantista, donde había presiones de todos lados, esas palabras eran revolucionarias. Soy un gran admirador de la pluma de Roca, es una maravilla lo que dice y la forma en la que lo dice.
La Reforma Universitaria no es un libro sagrado que se escribió y que tenemos que interpretarlo porque nunca vamos a salirnos de lo que dice el libro cerrado. La Reforma Universitaria es otra cosa muy importante. Estamos con un bebé, un niño, un adolescente que tiene una energía de crecimiento que lo pudimos ver en París en el 98… habían pasado 80 años y hubo una puesta al día de la Reforma.
Voy a citar al filósofo y pensador político Cornelius Castoriadis, ya que encaja con la definición de lo que se inició en Córdoba: “La historia humana, en consecuencia también las diversas formas de hechos sociales trascendentes que conocemos en esta historia, está definida esencialmente por la creación imaginaria”. Imaginaria en este contexto no significa ficticia, ilusoria, especular, sino posición de formas nuevas, y posición no determinada sino a determinar. Posición inmotivada, de la cual no puede dar cuenta una posición causal, funcional o incluso racional. Está definiendo el acto de la creación.
La vigencia que tiene el movimiento universitario salió de esos días de esos chicos, de esa Latinoamérica, porque en 1920 cuando se hace el congreso de México las grandes universidades de Latinoamérica estaban sumadas a la reforma.
Yo entiendo a la Reforma Universitaria en el sentido de la creación. Si hoy analizamos lo que dicen muchas federaciones universitarias, que esperamos que sean los promotores de las universidades del futuro, creo que se piensa aplicando un conjunto de procedimientos. La reforma no es un hecho procedimental, hacemos concursos, gobierno tripartitos, becas, bienestar estudiantil… no es así, el que piense así es que lo alcanzó la crisis del pensamiento creativo, eso es la muerte si es la Reforma universitaria, con eso podemos hacer cualquier cosa menos una reforma.
Lo que falta es una significación imaginaria, y es lo que nosotros estamos teniendo ahora ¿Cual fue la significación imaginaria que nos legaron los reformistas? Pensar en el hombre antes que en la técnica, enseñar sobre esa base empírica, es decir universidad como generadora del conocimiento, permanente actualización de la metodología de la enseñanza, la universidad abierta a todos quienes estén dispuestos a realizar el esfuerzo y aprender estudiando, sin ningún tipo de discriminación, sea del origen que sea.
Los autores de esas palabras estaban apuntando a lo que hoy estamos intentando llegar: autonomía universitaria, democratización del gobierno universitario, inserción social de la universidad, revisar su papel de herramienta de progreso para toda la sociedad, y no solo para los universitarios, y unidad latinoamericana.
Esos fueron los grandes lineamiento de la Reforma, que están marcando un camino y no un procedimiento, que nos pueden ayudar o no. Son los grandes objetivos. Abierta a todos la universidad, pero con calidad.
La Universidad tiene que tener una función social, pero la va a tener en la medida en que tenga calidad: masividad y calidad no son contrapuestas.
Hay que remarcar los puntos que en París 98 se actualizaron sobre la reforma de 1918. La Universidad abierta a todos, como un derecho humano. La reforma puso la semilla para que ese concepto se justificara, acceso a la educación superior para que no haya ningún tipo de discriminación, participación de los estudiantes, disfrutar de plenas actividades académicas, disfrutar de autonomías, y el Estado que cumple una función social de financiamiento. No se pudo hablar de gratuidad porque había 183 países. Universidades gratuitas no hay en todo el mundo, tal vez Alemania, Argentina, Uruguay y no muchas más.
Aquella extensión universitaria incipiente del 18 se traduce hoy en la educación continua. Hoy son todos alumnos del ámbito académico. Esta apertura de la universidad a todos que nace en el 18 y que hoy, después de todo ese camino, nos encontramos con una fórmula que es interesante: la Universidad está abierta a todos. Alumnos de la universidad son potencialmente todos. No hace falta un papelito.
La reforma del 18 ha tenido unos resultados espectaculares: ese concepto de que la enseñanza había que empezar a difundirla ha resultado, hoy la enseñanza está al alcance de todos. Podemos apostar a un futuro con muchísimo más optimismo. Hay mucha gente de hoy que va a estar en desacuerdo sobre lo que uno piensa sobre el futuro. Bueno, mala suerte, tenemos que pensar en lo que va a pasar en el 2020, en el 2030, con la región, con el país. Es un camino para buscar la mayor igualdad, la mayor equidad, mayor bienestar para toda la gente. No pasa por distribuir riquezas, pasa por distribuir conocimientos.
La Universidad y el mundo del trabajo: en París todavía se seguía hablando en el 98 de vincular a la universidad con el mundo del trabajo, poner delegados de uno en otro… eso es anacrónico. Esos dos mundos están habitados por la misma gente, la gente que está en la Universidad es la que está en el mundo del trabajo. Esa es tal vez la vinculación que nos falta. Desde el mundo del trabajo hay un montón de saberes empíricos que nos vendría muy bien para ese ida y vuelta.
Espero que desde esta universidad, que nace a la sombra de la reforma actualizada en París 98, podamos marcar rumbos para el crecimiento de la sociedad.