Una huerta en casa

La huerta puede ser una fuente de alimentos saludables y abundantes para una familia durante todo el año. Sobre todo hortalizas, pero también legumbres y hasta árboles frutales pueden ser cultivados para autoconsumo con el objetivo de reducir el gasto en el mercado e incluso de mejorar la dieta a partir de alimentos derivados de prácticas orgánicas.

Biodiversidad en la huerta

Susana Martínez  (docente de Horticultura, Floricultura y Climatología en la UNNOBA) investiga desde hace veinte años la producción de las hortalizas en invernaderos. Propone, en primer lugar, que en la huerta no se haga un “uso y abuso de agroquímicos” y se piense en armar verdaderos sistemas sustentables con el objetivo de no perder la biodiversidad, que “es una buena forma de conservar plagas benéficas”. La biodiversidad implica también “que haya distintas especies combinadas y no plantar una sola cosa”.

El control biológico de las plagas permite reducir el consumo de químicos industriales a partir de utilizar recursos no contaminantes que se tienen en la propia casa. Lo más práctico para huertas y jardines es la preparación de purines: “Son líquidos que podemos usar para controlar las plagas y enfermedades y que podemos hacerlos nosotros mismos de manera natural, a partir de la fermentación de hierbas, restos vegetales o incluso estiércol en agua pura, como la de lluvia”. Son muy comunes los purines en base a ortiga o ruda, ya que sirven para combatir insectos como los pulgones. Martínez agregó que “los purines además aportan al suelo una gran cantidad de nutrientes”.

Ya que el estado del suelo tiene tanta importancia, es posible verificar de un modo simple su condición: “Hay que dar vuelta la tierra y mirar si hay buenas lombrices, eso quiere decir que hay suficiente materia orgánica”.

El compost (abono orgánico) es utilizado para enriquecer los suelos. Se pueden utilizar los residuos domiciliarios como cáscaras de fruta, yerba y restos de vegetales para iniciar el compuesto que luego enriquecerá la tierra.

Necesidad de la huerta

La huerta en el fondo de la casa puede parecer una práctica ya perdida. ¿Qué ha sucedido en estos años? Susana Martínez opinó: “Para tener una huerta hay que dedicar tiempo. La sociedad ha cambiado y la gente está menos en su casa. Con la huerta hay que estar, no podés sembrar y olvidarte. Es una tarea de todos los días y ahí está la dificultad mayor”.

¿Qué lugares son los mejores para inicar el armado de una huerta? Martínez señaló que “es necesario elegir un lugar que disponga de buena luz solar y abundante agua, ya que las hortalizas son ávidas de agua”. “No podés hacer una huerta pensando en el régimen de lluvias: hay que tener riego”, enfatizó. Por lo tanto el lugar elegido debe contar con recursos accesibles para el riego.

Los vientos fuertes también son un problema, por lo que toda huerta debe contar con una protección mínima que tenga en cuenta de dónde son predominantes las tormentas. Pero no hay que exagerar con la infraestructura, ya que es posible “tener la huerta al aire libre si se respeta la estación de cada hortaliza”.

En caso de no contar con una porción de tierra en el hogar, es totalmente viable la siembra en macetas. La docente explica que “es muy común encontrar en patios y balcones todo tipo de aromáticas, como orégano, tomillo, salvia o romero, que se usan mucho en la cocina”.

Semilla y siembra

Antes de sembrar, el novel horticultor tiene que pensar en elegir las semillas adecuadas y encontrar el momento que le corresponde a cada una. “Se puede tener hortalizas todo el año, siempre que se haga la selección adecuada. Hay especies de verano que son muy sensibles a las bajas temperaturas, pero hay otras como la lechuga o la acelga que se las puede tener todo el año”, aseguró Martínez.

El calendario para la siembra es complejo y la profesora dio algunos consejos: “Para consumir coliflor, brócoli o repollo habrá que esperar tres meses por lo menos. En cambio, una verdura como la rúcula en quince días está lista, son especies de ciclo corto. A partir de agosto, y con precauciones por las heladas, hay que preparar los almácigos para las hortalizas de primavera-verano. Se puede sembrar de forma directa o hacer plantines en almácigos”.

Las semillas se pueden comprar en viveros o incluso a través del programa ProHuerta del INTA. En estos lugares las personas pueden recibir consejos sobre el tema del calendario. El acopio y el intercambio con otras personas que poseen huertas es también otra manera interesante de conseguir semillas.

Sin embargo, se debe tener cuidado con el acopio (como por ejemplo al utilizar la semilla de una hortaliza o fruto comprado en la verdulería) ya que puede tratarse de un híbrido, y “al no conocerse su origen genético, al ser una mezcla de especies, puede nacer cualquier cosa”.

Algunas hortalizas sí permiten el acopio y el intercambio libre. “Si hacés acelga y floreció, podés guardar esa semilla para volver a sembrar, igual que con la albahaca o la lechuga. Si el origen de la hortaliza es una variedad pura, podés guardar la semilla. En cambio si comprás un paquetito de semillas y dice F1 no podés acopiar esas semillas”, indicó Martínez.

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