“El desafío es preparar a los jóvenes para un mundo que cambia”

La masividad en la enseñanza universitaria es un fenómeno mundial relativamente reciente, si se tiene en cuenta que la Universidad es una de las instituciones vigentes más antiguas de la humanidad. Sin dudas, puede advertirse a lo largo del siglo XX la multiplicación de instituciones de educación superior, unida a la demanda creciente de enseñanza universitaria por parte de diferentes sectores sociales.

Paralelamente a las nuevas posibilidades que brindaba a hombres y mujeres de acceder a conocimientos que antes eran el privilegio de unos pocos, se inició un debate que puede sintetizarse en la siguiente pregunta: ¿cómo formar a una vasta cantidad de población en estudios superiores y cumplir simultáneamente el requisito de excelencia?

Para Jorge Brovetto, ex ministro de Educación uruguayo y Doctor Honoris Causa de la UNNOBA, el desafío de las instituciones de educación latinoamericanas es lograr la “máxima calidad”, asumiendo que la masividad es un hecho innegable.

– Uno de los debates en relación a la educación superior se relaciona con la posibilidad de conjugar la masividad y la excelencia. ¿Cuál es su opinión sobre esta discusión?

– ¿Qué quiere decir que una universidad es excelente? ¿Una universidad que puede compararse con una institución francesa o americana? Yo diría que no. Excelente es una universidad que imparte conocimientos y valores éticos, correspondientes al momento que se vive en el mundo, unidos a la demandas de la sociedad. No sería pertinente tomar una universidad de otro país y replicarla exactamente en este. Tampoco estaría respondiendo a nuestras necesidades. En América Latina, la sociedad forma a sus hijos y pretende que eso vuelva a la sociedad en valores de conocimiento y de mejora en las condiciones de vida. Recuerdo una anécdota de [Oscar] Shuberoff en la que contaba que una universidad norteamericana “le armó una universidad” a un país latinoamericano. Cuando instalaron la universidad, ¡tenía un estadio de fútbol americano! ¡Y nadie lo practicaba fútbol! Lo mismo sucedía con el conocimiento: eran válidos para la universidad norteamericana, pero totalmente fuera de interés para el lugar.

– En nuestro país, existió una corriente científica que apostó por la creación de universidades concentradas en la generación de nuevos conocimientos, valiosos para el desarrollo del país. Este modelo tenía como meta la excelencia, pero no la masividad. Dentro de este movimiento se encontraban los Premios Nobel argentinos Bernardo Houssay y Luis Leloir, entre otros valiosos científicos y académicos. ¿Cuál es su posición al respecto?

– Podríamos preguntarnos si la masividad trae como consecuencia ineludible la disminución de la calidad. Y, también, si es conveniente que existan instituciones de investigación del más alto nivel. A mí me parece estupendo lo que plantearon Leloir y Houssay. De hecho, yo pertenecí a un instituto de investigación del más alto nivel en Uruguay y lo dejé por la dictadura. Ese tipo de institutos no pueden ser masivos, porque no todos quieren ni están preparados. Es necesario dedicar una vida… y no todos quieren o poseen el talento para hacerlo. Me parece que lo que es incorrecto es transpolar métodos: los que están dirigidos para una franja pequeña de la sociedad, no son adecuados para lo masivo. Creo que, en primer término, debemos asumir que actualmente hay masividad, mientras que antes no la había. Entonces, requerimos de nuevas estrategias. Es necesario responder a la masividad sin disminuir la excelencia.

– Hablemos del sistema educativo en general: nivel inicial, secundario y superior. Si uno analiza la historia se percata de que el desarrollo de la educación estuvo asociado, en general, con determinadas necesidades sociales y consecuentes políticas en esa dirección. Por ejemplo, la necesidad de integrar a los inmigrantes o la formación de una masa obrera con conocimientos técnicos. ¿Qué necesitamos transformar hoy en nuestra educación para que ella responda a los requerimientos sociales?

– Pertinencia es cuando un sistema educativo responde a las demandas y a las carencias de la sociedad. En una época una demanda era cómo responder a la inmigración. En otra época fue cómo responder con el conocimiento a la industrialización, tal como tú expresas. En este momento, es cómo responder con conocimiento a un futuro incierto. O, en otros términos, formar para lo desconocido, lo cual está relacionado con la velocidad con que se producen cambios en el mundo.

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