Basura urbana: ver el problema e imaginar la solución

¿Por qué la basura urbana es un problema? ¿El reciclado llegará a ser una alternativa? El manejo de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) está asociado al proceso de urbanización y crecimiento de las ciudades, pero también al cambio tecnológico que se ha dado con el uso de plásticos en reemplazo de productos de origen orgánico o productos reutilizables (desde bolsas de mercado y envases de vidrio hasta los pañales).

“La basura aparece como problema a partir de la aparición de productos cada vez más duros y durables -explica el ingeniero Marcelo Goldar, docente de Seguridad e Higiene en la UNNOBA-. El estallido del consumo de plástico fue en los ’70. Hasta los ’60 este material era poco utilizado, los autos eran todos de metal, por ejemplo. El crecimiento del packaging y del consumo empezó a generar un volumen cada vez mayor de residuos. La sociedad empezó a consumir cosas envasadas, se extendió ampliamente la compra de comida hecha con muchísimo packaging, se abandonó la bolsa del mercado”.

En este período, la cantidad de basura generada por persona llegó a multiplicarse por cuatro. Y si antes la mayor parte de la basura era orgánica y se reutilizaba en forma de compost, ahora sólo el 50% es orgánico y la otra mitad es seca o inorgánica, en donde se encuentra una gran cantidad de desechos peligrosos como los electrónicos, que simplemente son enterrados en los basurales.

Pese a estos cambios económicos y sociales que hubo en el consumo, los esquemas de manejo y gestión de los residuos sólidos urbanos (RSU) no han cambiado con los años. La estrategia del enterramiento es vista como la mejor opción debido a la sencillez de implementación. Pero no es tan simple, ya que el costo de los rellenos sanitarios es el “pasivo ambiental” que se le transfiere a las generaciones por venir.

Por agua, por aire y por tierra también

Los rellenos sanitarios son obras civiles que deben cumplir con ciertas pautas de seguridad. Tendieron a reemplazar a los basurales a cielo abierto o a la incineración que se hacía en los propios domicilios. “En Argentina podemos hablar de pocos rellenos que cumplan con una normativa técnica de protección ambiental -señala Jerónimo Ainchil, secretario de Investigación, Desarrollo y Transferencia en la UNNOBA-. En general terminan siendo lugares de disposición, campos abiertos establecidos según el criterio de lo que se llamaba ‘zonas de sacrificio’, espacios que se pensaban pobres desde lo productivo para ir a apilar la basura”.

Estas zonas fueron destinadas al sacrificio a partir de un decreto-ley de la última dictadura militar (9111/78). Así se comenzó a utilizar la basura para rellenar zonas bajas con el fin de “sanear” estas áreas inundables y pantanosas. Sin embargo, actualmente estas zonas bajas son consideradas como “humedales” con beneficios ecológicos asociados al ambiente (reservorios de agua, minimización de riesgos de inundación, hábitat de la fauna silvestre, entre otros beneficios). Incluso hay legislación internacional que los protege e impulsa su conservación.

“Los acuíferos subterráneos son los primeros en ser impactados cuando se hace una disposición no segura de los residuos, principalmente la primera napa”, asegura Ainchil. Esto se debe a las filtraciones que se dan debido a los niveles de compactación que sufre el suelo. Además está el impacto en el aire motivado por los materiales no biodegradables que quedan “expuestos durante largo tiempo y son una fuente permanente de contaminación”.

El municipio, un lugar para pensar el cambio

Según Ainchil, “la basura es hoy el tema central de cualquier municipio de la provincia de Buenos Aires. Es un problema con el que deben lidiar los intendentes, que además de recoger y disponer de la basura tienen que empezar a satisfacer las demandas ambientales de los vecinos que cada día están más informados y no quieren un tratamiento irresponsable”.

Los municipios que impulsan políticas públicas sobre el tratamiento de la basura reciben asistencia técnica por parte de las instancias provincial o nacional. “En los municipios pequeños en general no abundan los recursos humanos calificados en estos temas y por eso es imprescindible la asistencia técnica”, explica Marcelo Goldar, quien ha asistido a varios municipios al respecto. El ingeniero químico señala que “ya se ha logrado que los residuos peligrosos (industriales), los patogénicos (hospitales) y los radioactivos (principalmente energía) sean tratados con responsabilidad y acorde a la ley. Pero con respecto a los RSU no hay una fiscalización tan rígida porque los municipios carecen de todo tipo de recursos para implementar una gestión integral, aunque la ley los obligue a hacerse responsables de la disposición final de los residuos que generan”.

Una gestión integral de los residuos implica en primer lugar la “selección en el origen”, esto es la discriminación en el propio hogar entre residuos húmedos y secos. Luego el municipio es responsable de la recolección y el transporte. Este es un punto crítico, según Ainchil: “En muchas localidades se alentó la separación en las casas, pero después pasaba el camión y se llevaba todo junto: eso tiene efectos negativos en la gente”. Por último la disposición final debe ser “sólo” para lo que no sea reciclable.

“Una gestión integral debería cubrir cada una de estas etapas y tener un programa de acciones para cada una de ellas”, afirma Goldar. Y agrega: “Es un rol del Estado en todos sus niveles concientizar a la población para implementar la selección en origen. Por ejemplo ahora la provincia tiene el programa ‘Tu Manzana Recicla’. Pero no se debe desperdiciar ese esfuerzo de concientización y separación en origen juntando todo en un basural a cielo abierto”.

RRR

“Reducir, Reutilizar y Reciclar”, son las tres erres que se promueven como política para impactar de manera mínima en los destinos de disposición final. La primera erre implica Reducir el volumen de productos que se compran apelando al consumo responsable de los ciudadanos: “Hay una lógica de consumo en la sociedad actual. Vivimos bajo un bombardeo permanente que nos lleva a ser más consumistas”, opina Ainchil.

Goldar agrega al respecto: “Las grandes cadenas de productos masivos estudian cómo entrar por los ojos al gran público desde la góndola. Diseñan envases cada vez más sofisticados y más durables. Hay plásticos muy difíciles de degradar, con tintas que contienen metales pesados”. De este modo, alentar el consumo responsable implica que el consumidor tenga la capacidad y la información para discernir la calidad del producto despojándola de la apariencia que genera el embalaje.

La segunda erre es de Reutilizar, esto es darle una nueva utilidad a los objetos, con el mismo fin para el que fueron creados (como las botellas retornables) o con otros fines diferentes, dependiendo de la imaginación y creatividad de quien los use. Al reutilizar objetos será menor la cantidad destinada a ser enterrada.

Por último la más conocida es la erre de Reciclar, que es aprovechar un residuo como insumo para hacer un nuevo producto. “La mezcla es la enemiga del reciclaje”, advierte Goldar. Por lo tanto la separación en origen es indispensable para lograr un reciclado efectivo. Ainchil completa: “No es lo mismo varias familias trabajando y viviendo del basural que organizar una planta con higiene, seguridad y que permita hacer ese trabajo a las personas de un modo razonable. En nuestras localidades, donde el volumen es más chico, debiera organizarse alguna acción coordinada con el gobierno provincial, porque para que el material reciclado tenga una implicancia comercial tienen que manejarse cantidades grandes”.

Con volúmenes pequeños de materia prima, la relación del costo de tratamiento y fletes termina resultando en negocios no rentables. Por lo tanto, para Ainchil “debiera haber un organismo de coordinación que retire los materiales a ser reciclados de una serie de localidades y los destine a plantas de producción. Ahí sí vamos a empezar a hablar en serio de reciclar. Muchas veces es inaccesible porque en una localidad como Junín no se produce un volumen que justifique la inversión”.

Ambos especialistas coinciden en que si bien hay mucha información teórica, ésto no se traslada a un programa práctico. Hay campañas, sobre todo en las escuelas, pero eso no se traduce en impactos concretos en la vida cotidiana de las familias.


Pañales descartables
El ingeniero Goldar hizo un estudio sobre la composición de la basura urbana que arrojó un resultado preocupante: “Los residuos sólidos urbanos tienen una proporción de residuos patogénicos, como toallas femeninas o pañales descartables, que representan el 10% de la masa. Hay que tomar conciencia que se trata de un residuo prácticamente imposible de reciclar”.


Basura y enfermedades
Existen más de 40 enfermedades infecciosas que pueden ser asociadas a una inadecuada gestión de RSU. Se transmiten por el viento enfermedades como histoplasmosis, poliomelitis aguda, tétanos, tuberculosis, brucelosis, carbunclo. Por el aire, suelo y agua: cólera, diarrea, fiebre tifoidea, hepatitis vírica. Insectos y roedores pueden transmitir dengue, encefalitis, hidrofobia, hantavirus, tuberculosis, leismaniasis. Otros vectores animales pueden transmitir brucelosis, salmonelosis carbunco, leptospirosis, teniasis, triquinosis, toxoplasmosis, entre otras enfermedades.

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